Salía yo de una entrevista x, común y corriente, donde te suelen decir lo mismo que en todas las entrevistas de trabajo, el típico: “nosotros te llamamos”…
bla bla bla dije yo…
Estaba cansada de hacer eso ya era la tercera en la semana, y vamos todavía podía estar un mes libre de preocupaciones, pero uno busca siempre algo que hacer.
Como decía, salía yo de la entrevista, deje mi auto a varias cuadras del lugar del punto de reunión por no decir que mejor hubiera tomado un autobús o un taxi, que se yo; caminaba yo muy feliz sumergida en mis pensamientos y viendo un largo corredor de edificios, arboles, banquetas, carros, etc., etc. Todo lo que uno puede encontrar en cualquier ciudad conurbada cualquiera.
Cuando me tropecé con un tipo despistado, lo primero que sentí fue un dolor en el hombro y pensaba decir solo: lo siento, perdón, ten más cuidado, fíjate por donde caminas, o quizás algo mas insultante… quedemos en que solo dije – lo siento- a lo cual escuche murmurar por su parte en un tono sarcástico –estupendo para un gran día de mala suerte-
¡Claro que es estupendo!, pensé yo, mira que toparse conmigo no cualquiera… No en realidad no pensé eso, solo volteé a ver al chico con aspecto de nerd desenfadado, con una gran sonrisa en el rostro (debo de aclara que era una sonrisa de sarcasmo) recoger unos lentes del suelo, que cayeron al momento de chocar. Lo cual me hizo recordar que hace un par de días atrás había ido a recoger mis nuevas micas para mis lentes, lo cual no me salió nada barato; fue cuando entonces me invadió un fuerte sentimiento de culpa y me puse a decir algo como: … lo siento, de verdad lo siento, mucho, ah perdón, no fue mi intensión, es que yo solo… de verdad yo… es que… lo siento…, puse mi mejor sonrisa y mi mejor mirada de borreguito a medio morir. El me miro y dijo – no te preocupes, solo espero que no se hayan rayado-
En ese momento el remordimiento de culpa se convirtió en algo así como doble remordimiento de culpa que es cuando una debe de tener cuidado con lo que dice, hace y piensa; ya que puede resultar en algo como:
-De verdad lo siento mucho, dime que no fue así, por favor, bueno si es así… ¡yo te los pago!-
A ver paramé tantito, ¿Cómo que yo te los pago? ¿Qué, cuando, como?, si solo fue un accidente, solo me quedaba esperar que el dijera “no como crees, fue un accidente” o “no les paso nada, no hay de que apurarse”, pero en cambio dijo:
- tienen un pequeño rayón, que lamentablemente queda en el centro del ojo, eso es molesto sabes, pero no tienes por qué pagarlos-.
Tuve que haberme sentido aliviada, pero en cambio rogué por pagar unos lentes que ni siquiera eran míos. – No como crees, - dijo el – hoy no es mi día y de eso no creo que nadie tenga la culpa; aunque, las micas saldrán muy caras- dijo el. Mientras yo, seguía de rogona, - ok, hagamos un trato, tu pagas la mitad de lo que cuesten y yo la otra, ¿va!-.
Si hubiera dicho yo lo pago todo hubiera sido bastante estúpida, gracias al cielo no fue así, y acepte el trato. – Hagámoslo de una vez, o después no creo que se haga nada, o ¿tienes algo que hacer?- dije yo.
-No realmente - comento en tono desenfadado-acaban de correrme de mi trabajo, tú ¿ tienes algo que hacer?
- No, acabo de salir de una entrevista-
Nos miramos, cada quien hizo un gesto que el otro interpreto a su manera, y fue cuando solté
-¡Odio las entrevistas!, ¿ tienes alguna idea de los frustrantes que son?, que hagan preguntas sin sentido, y que dibujes a tu otro yo, ¡solo sé que las odio!-
El por su lado se me dejo venir con un abrazo – me estas tocando- dije yo,
- creí que lo necesitabas , perdón, por invadir tu espacio personal-
-gra ci as…-
-mmm- murmuro el -… bueno, hay una óptica cerca de mi casa, ¿por qué no vamos hacia allá?-, comento él.
Pregunte que si tenía coche, contesto que no, así que le dije que el mío se encontraba a varias cuadras de ahí. Nos pusimos en camino, cuando note que él me veía demasiado, así que pregunte –¿que tengo?-, dudo un momento y respondió con otra pregunta - ¿ cómo es que fuiste a una entrevista vestida así?-
- ¿Qué?- dije yo
-¿Qué las mujeres no suelen arreglarse mucho para ese tipo de cosas?-, mientras lo veía con una cara de que le pasa a este tipo conteste – pues supongo, pero en mi trabajo no es necesario-
queriendo pagarle con la misma moneda le pregunte -¿y a ti porque te corrieron?-, voltio hacia otro lado y contesto –problemas con el jefe-.
Cruzábamos una calle para llegar a un parque cuando a los lejos se escuchaba el rumor musical de los helados mas deliciosos del mundo, a mi parecer claro está, aunque descubrí que no era la única ya que los dos respondimos a coro al llamado de la música - ¡Helados!-
Nos miramos y sonreímos, cual niños pequeños, en espera de su golosina, nos apresuramos hacia el carrito repartidor de nieves, por una extraña coincidencia pedimos el mismo sabor, cubierto de chocolate y los mismo cereales.
Sin darme cuenta para entonces ya sentía una extraña afinidad con el chico con el que había tropezado, escasos minutos atrás, le propuse sentarnos en una banca y terminar nuestra nieve, a lo cual el acepto. Nos dirigimos a una banca que se encontraba en el centro del parque, bañada por la sombra de un frondoso árbol, lleno de flores violetas; cuando sucedió lo que a todo mundo le sucede en un día de mala suerte… su nieve cayó al piso, lo cual provoco en mi bastante risa…
2 comentarios:
ei! es casi casi tan cursi como el sueño q tuve ajajajajaja
aaay ké bonito! casi me salieron corazoncitos de los ojos (la cabeza o d donde sea ke salgan :P)... u.u
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